sábado, 28 de marzo de 2009

EL LEGADO DEL BARÓN DE LAS OZAS

Ya hemos citado al padre Gurride Burgos como el artífice de nuestra gramática pero no podemos dejar de citar ahora el escaso pero valioso legado literario del Barón de las Ozas. Éste, que firmaba sus obras como Quiu Hortarrocade o Guiu de Roca-horte dependiendo de la lengua que usara en sus escritos es citado por los historiadores franceses como Guy de Rocheforte o Guy Daurteroque.

Vasallo de Gastón IV, conde de Béarn y Foix, Guiu d’Arròca-hòrta o Kiu Hortarrokade barón de las Ozas, es para el pueblo guasquense la figura equivalente a un Alfonso X para el pueblo castellano o a un Gastón III para el pueblo bearnés. Aunque lo poco que se conserva no ha visto la luz y ha sido ingnorado o escondido, del barón de las Ozas conservamos poemas y canciones en guasquense del siglo XV y documentos oficiales redactados trilingüemente en gascón, latín y guask.

Creemos, por tanto, que es imprescibdible dar a conocer esta figura capital de nuestra literatura y reivindicarla como el mecenas cultural que fue y el impulsor de la brevísima edad de oro de la cultura guask. Es por ello que el GLK ha adoptado su escudo como emblema.

Gaston IV, conde de Foix, Bigorre, vizconde de Castellbó, de Béarn, de Narbonne, de Marsan, de Gabardan, de Vilamur y de Lautrec intentó a lo largo de su vida la creación de un estado pirenaico. Ciertamente sabemos que la lengua propia de la mayoría de estos territorios había sido el guasquense, no es pues de extrañar que alguno de sus vasallos redactara y escribiera en nuestra lengua.

Antes de su muerte, Gaston IV liberó de todo vasallaje al barón de las Ozas, en agradecimiento por los servicios prestados a la causa de la construcción de un estado pirenaico liderado por la casa de Foix y Navarra. Como símbolo de esta liberación añadió al escudo de armas de la casa de las Ozas la divisa “alterius non sit qui suus esse potest”, no sea de otro quien puede ser de sí mismo.

Al morir Gastón IV en 1472 en Roncesvalles, sus posesiones no tardaron en ser ocupadas por los estados vecinos y no mucho tiempo después los Reyes Católicos incorporarían la mayor parte de Guaskalerria dentro de sus territorios. Nuestra lengua que ya había empezado a recular por la presión del gascón, del aragonés y del catalán tendría dos nuevas lenguas más potentes que acabarían por reducir su área lingüística a la más mínima expresión: el castellano y el francés. Este hecho fue crucial para la historia del Guask: desde entonces no encontramos presencia escrita alguna de nuestra lengua hasta que Lapeyre incluye alguna canción popular en guasquense en su libro “Les Chants pyrenéens” y hasta la pastoral y la gramática del padre Gurride en el siglo XIX.

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